Vela


Desesperación. Desolación. La ausencia de tu cuerpo tibio me rompe el alma, la sangre que corre por mis venas arde con una furia incontenible de impotencia ante tu muerte. Remordimientos inútiles se agolpan en mis sienes y taladran dolorosamente mis apretadas mandíbulas. Lágrimas de dolor y rabia caen de mis ojos borrando el horizonte como se me borró el color de la vida con tu ausencia. 

¿Dónde más voy a encontrar quién duerma apaciblemente en mi almohada y me deje abrazarle hasta dormir? Nadie más va a venir corriendo a mí cuando despierte. Puede haber, pero me niego a que algo más ocupe tu sagrado lugar. Las canciones que hice para ti se quedarán dormidas en mis recuerdos como tú te quedaste dormida para siempre en mis manos. Las caricias que eran para ti y que anhelaba seguirte dando se fueron contigo cuando puse tu cuerpo en la tierra después de resistirme tanto. 

Por primera vez entiendo la angustia y la irracionalidad de quien llora a gritos, de quien quiere solo un abrazo más, un beso más, una sola noche más. Aún en sueños te llamaba con afán. Dormir sin ti fue casi una hazaña. Despertar, por un momento, se sintió como una maldición. Sentía que había perdido mi alma y aquí sólo había quedado un cascarón: un cuerpo vacío, una casa vacía, un corazón destrozado.

No sé cómo afrontar la vida sin ti. No estaba lista para perderte. No sentía que fuera a suceder. Vela, te lo suplico: no me dejes. Aunque no sea verdad, siento que de mí sólo quedan escombros.

Necesito la mirada de tus ojos puros que nunca más veré, necesito la caricia de tus patas suaves en mis mejillas y nunca más la sentiré. Necesito con desesperación la suavidad de tu pelo y nunca más la tendré. ¿Qué hago sin ti? Sé que estás feliz en el cielo, que ya querías estar con Leo, sé que no había mayor alegría para ti que su presencia. Sé que debo estar feliz por ti, y sin embargo, aunque por amor a ti tomamos la decisión de ayudarte a ir en paz y poco a poco entiendo que fue lo mejor, me sigue doliendo el corazón. 

Sé que debo aprender a seguir sin ti. El universo te trajo a mí con amor y con más amor del que te recibí te dejo ir. Me enseñaste a amar sin condición al amarme siempre sin peros. Tu amor es el más puro que hayamos podido recibir y en honor a ese amor, seguiremos. Sólo danos tiempo para entender cuál es el camino ahora que tu luz brilla más lejos. Llevo siempre conmigo tu cariño y tu compañía aunque odiaras profundamente los besos. Llevo conmigo la sensación de tu pelo y el sonido de tu ronroneo. Llevo conmigo el anhelo de reencontrarnos en el sueño eterno.

Te amaré cada día de mi vida. Te amaré por siempre mi duraznita, mi chiquita, mi pepinito de amor.

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