POSTERGAR

Es una palabra extraña que se usa en poco más que consejos o textos, pero la acción sobreviene cada día bajo la forma de una amenaza silenciosa, de una sombra absorbente que nos hace ver sólo la luz de un futuro deslumbrante donde están escondidas todas las esperanzas y toda la energía para lograr lo que acaba de venir a la mente y que, justo antes de terminar de instalarse ya fue víctima de un: "Hmmm, tal vez mañana".
Y así, de mañana en mañana ya pasaron tres años desde la última vez que me dirigí a ustedes, y en ustedes a mí misma. Y así, de mañana en mañana se fue secando la fuente de palabras que brotaban de mí como un río que no se seca. Y así, de mañana en mañana, se fue secando la sed que cada uno tenía de este manantial.

Este refugio, porque eso fue este espacio para mí en mis horas más amargas, ya se había convertido solamente en un recuerdo del que sentía una nostalgia mezclada con orgullo, y acudiendo a ello, compartí "La dama del cafetal" con alguien que desconocía que las letras eran algo querido para mí. Y más que sugerirme, me sentenció: "Tienes que volver a escribir". Asentí con la cabeza y de nuevo dije para mí: "tal vez mañana".

Ahora, de mañana en mañana no pasaron sino días y me consume un ardoroso afán inmediatista de hacer en el momento cada cosa que me viene a la mente. No quiero decir "tal vez mañana" y darme cuenta que pasaron los años sobre mí como el agua que pasa sobre las piedras de un río y ellas permanecen inmóviles sin ver que segundo a segundo el agua va borrándoles su esencia hasta que desaparecen. No quiero decir "tal vez mañana" hasta que ya no haya uno. No quiero decir "tal vez mañana". Por eso ya pueden verme soñando por ahí. Haciendo las locuras que ahora me parecen la única realidad que mi corazón herrumbroso necesita para, tal vez mañana, volver a brillar.

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