Papá
Papá: una palabra de cuatro letras que a muchos les queda grande. Una palabra chiquita, dicha por primera vez cuando somos chiquitos también, aunque nuestro amor por este ser se desborde de nuestros cuerpos y entendimientos diminutos. aunque no hayamos definido nuestros sentimientos precisamente como amor. Todo lo que sentimos es paz en sus brazos y seguridad con su fuerza.
Nos sentíamos gigantes cuando nuestros padres nos llevaban en sus hombros, y no nos damos cuenta de que jamás dejan de cargarnos. Nos sentíamos a metros del suelo cuando nos alzaban, y no vemos que justo eso es lo que quieren: mantenernos a distancia de cualquier peligro.
Papá: una palabra que para muchos, incluyéndote, significa abandono. Una palabra que para otros tantos significa maltrato. Una palabra que a fuerza de dolor se hace impronunciable para seres, que como tú, están llenos de riquezas para dar, pero que necesitan el amor y el apoyo de quienes los rodean para florecer en todo su esplendor, como tú lo estás haciendo.
Te he visto en la primavera de tu juventud, y he podido disfrutar tu fuerza, tu vitalidad, tu energía, y tu valentía para jugar desde pequeño a bañar, peinar, alimentar y cuidar muñecas de verdad entre las que no sólo estamos mi hermana y yo, sino también mis primas. He estado junto a ti apoyándote y creyendo en ti en los inviernos más crudos que has tenido que pasar. He compartido contigo el sol de cada verano donde hemos sido felices aún sin agua ni sombra. Estoy a tu lado en medio de este otoño que ya lleva años en que las hojas cobrizas de tu cabello se van poco a poco con el viento para darle paso a copitos de nieve que se asoman tímidamente entre tu barba, la misma con la que me haces cosquillas en las manos desde pequeña.
Estoy siempre como tú has estado para mí, papá: con la esperanza de volver a ser tan amigos como cuando pasábamos tardes enteras viendo Caballeros del Zodiaco, Dragon Ball y Supercampeones, y, por puro amor, te aguantabas ver también Sailor Moon. Estuviste también para enseñarme a leer antes de lo esperado, a separar por sílabas, y para enseñarme que mi cumpleaños es el día más importante del año y por eso tenía que lavarme el pelo con muchísimo shampoo y el cuerpo con todo el jabón posible. ¿Recordaste hacerlo así esta mañana?
Estoy aquí para sostener tu mano con delicadeza, para ser tu confidente como desde hace tanto, para compartir recetas e ideas, para cortarte el pelo de vez en cuando, para abrazarte por la espalda cuando estás sentado trabajando. Estoy aquí para que aunque no extrañes el hijo hombre que no tuviste porque no lo deseaste, no sientas la falta de un heredero de tus conocimientos: soy la orgullosa heredera de tu sazón y de tu ingenio. Estoy y estaré, padre amado, como he estado en cada uno de tus cumpleaños, estoy y estaré siempre riendo a tu lado mientras nuestro espíritu aventurero recorre montañas en busca de cascadas, estoy y estaré cuando las cascadas no estén más que en nuestros sueños. Estoy junto a ti, papá, y aunque crecí te sigo viendo alto, inalcanzable, te sigo viendo como el hombre fuerte y noble que siempre has sido, como el héroe que puede abrir todos los tarros que yo no puedo, como el hombre que me enseñó lo que es un príncipe y cómo se trata a una princesa.
Estoy aquí, papá, en el único lugar del que no podrán arrancarme nunca: en tu corazón. Te amo. ¡Feliz cumpleaños!
Nos sentíamos gigantes cuando nuestros padres nos llevaban en sus hombros, y no nos damos cuenta de que jamás dejan de cargarnos. Nos sentíamos a metros del suelo cuando nos alzaban, y no vemos que justo eso es lo que quieren: mantenernos a distancia de cualquier peligro.
Papá: una palabra que para muchos, incluyéndote, significa abandono. Una palabra que para otros tantos significa maltrato. Una palabra que a fuerza de dolor se hace impronunciable para seres, que como tú, están llenos de riquezas para dar, pero que necesitan el amor y el apoyo de quienes los rodean para florecer en todo su esplendor, como tú lo estás haciendo.
Te he visto en la primavera de tu juventud, y he podido disfrutar tu fuerza, tu vitalidad, tu energía, y tu valentía para jugar desde pequeño a bañar, peinar, alimentar y cuidar muñecas de verdad entre las que no sólo estamos mi hermana y yo, sino también mis primas. He estado junto a ti apoyándote y creyendo en ti en los inviernos más crudos que has tenido que pasar. He compartido contigo el sol de cada verano donde hemos sido felices aún sin agua ni sombra. Estoy a tu lado en medio de este otoño que ya lleva años en que las hojas cobrizas de tu cabello se van poco a poco con el viento para darle paso a copitos de nieve que se asoman tímidamente entre tu barba, la misma con la que me haces cosquillas en las manos desde pequeña.
Estoy siempre como tú has estado para mí, papá: con la esperanza de volver a ser tan amigos como cuando pasábamos tardes enteras viendo Caballeros del Zodiaco, Dragon Ball y Supercampeones, y, por puro amor, te aguantabas ver también Sailor Moon. Estuviste también para enseñarme a leer antes de lo esperado, a separar por sílabas, y para enseñarme que mi cumpleaños es el día más importante del año y por eso tenía que lavarme el pelo con muchísimo shampoo y el cuerpo con todo el jabón posible. ¿Recordaste hacerlo así esta mañana?
Estoy aquí para sostener tu mano con delicadeza, para ser tu confidente como desde hace tanto, para compartir recetas e ideas, para cortarte el pelo de vez en cuando, para abrazarte por la espalda cuando estás sentado trabajando. Estoy aquí para que aunque no extrañes el hijo hombre que no tuviste porque no lo deseaste, no sientas la falta de un heredero de tus conocimientos: soy la orgullosa heredera de tu sazón y de tu ingenio. Estoy y estaré, padre amado, como he estado en cada uno de tus cumpleaños, estoy y estaré siempre riendo a tu lado mientras nuestro espíritu aventurero recorre montañas en busca de cascadas, estoy y estaré cuando las cascadas no estén más que en nuestros sueños. Estoy junto a ti, papá, y aunque crecí te sigo viendo alto, inalcanzable, te sigo viendo como el hombre fuerte y noble que siempre has sido, como el héroe que puede abrir todos los tarros que yo no puedo, como el hombre que me enseñó lo que es un príncipe y cómo se trata a una princesa.
Estoy aquí, papá, en el único lugar del que no podrán arrancarme nunca: en tu corazón. Te amo. ¡Feliz cumpleaños!
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