Por coincidencia
Por coincidencia, me quedé pensando en lo improbable que era que creciera tanto en tan poco tiempo, y aún así, por coincidencia, me fue posible ver que de hecho, lo improbable sucedió.
Definitivamente ahora después de tanto (¿o tan poco?) tiempo, mirando hacia atrás puedo darme cuenta de todo el poder que me he quitado a mi misma como un todo, cediéndolo a los demás bajo la forma que lo hayan querido imponer, o incluso, a emociones como la rabia y la venganza, que luego de ser vividas, se escondieron para seguir existiendo en un subconsciente infravalorado y por ello mismo colmado de estímulos hasta más allá de sus capacidades, un subconsciente en el que vivía la persona que era, debajo de un ser consciente que se había convertido en una máscara, en un muro infranqueable, en una piedra sin grietas débiles que golpear para destruirla.
O puede ser todo lo contrario. Puede ser que la máscara haya estado llena de imperfecciones, que esa piedra se haya dejado alcanzar por unos rayos de luz tan penetrantes que no quedara otro remedio más que exacerbar las debilidades evidentes y hacer que los demás se sintieran obligados a admirar la capacidad que tenía para sobrepasar esas dificultades tan inmensas.
No sé mucho, ni de mi misma. Sólo sé que si miro hacia atrás y comparo con lo que soy hoy, he crecido, he madurado. Al menos he podido diferenciar mi parte consciente de la inconsciente, y he aprendido a vivir tratando de encontrar esas sutiles diferencias en esta masa informe en que se convirtió mi vida desde su comienzo. Creo que no sé nada. Sólo sé que aún no soy todo lo que quiero ser, que aún no he tenido todo lo que quiero tener. Podría ser que sepa que quiero ir más allá, pero si no estoy segura, es porque tampoco lo sé. Supongo que la respuesta llegará a su tiempo, y que sea que la busque con tantas ansias como lo hago, o si simplemente me quedo quieta esperando que llegue a mi, no la veré más que por coincidencia.
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