Me desconozco.

No es desidia, no es olvido, es simplemente escasez de ideas, escasez de convicción como para creer que todo esto vale la pena. Es agotamiento, cansancio, desolación.

Y bien has sabido desde el comienzo que no voy a ponerme una máscara de oropel para complacerte, te prometí lo mejor y si no puedo dártelo, no te daré nada. Al menos sabrás que cuando vengo a refugiarme en tus ojos húmedos leyendo mis palabras, cuando me escondo entre la tibieza de tu respiración, vine libremente y no sintiéndome obligada a darte algo para leer. Aquí estoy, y sé que he sido intermitente, pero necesito encontrarme, necesito recuperarme de la última caída.

Me desconozco. He perdido todo mi arrojo, toda mi alegría, toda mi elegancia. Los sueños que antes tenía ahora aparecen ante mí como locuras, como simples delirios de una noche febril. Mis deseos se desdibujan como acuarelas bajo la lluvia, mi ser entero se deshace como algodón de azúcar en la boca de una niña caprichosa. De mis ojos brotan corrientes perennes sin motivo aparente, mi boca se ha cerrado para no abrirse más, como un mejillón muerto que no abre ni aún con el vapor. Mis cabellos sedosos, largos y brillantes son ahora ásperos como hilo ordinario de coser: no sólo son ásperos, sino que se rompen con la mayor facilidad. Toda yo me estoy desmoronando. ¿Qué sigue?

Aún así, aún a pesar del miedo que me paraliza las entrañas en espasmos recurrentes y dolorosos, quiero seguir creyendo que soy tan valiente como para ponerme de pie una y otra vez, que seré capaz de encontrar las fuerzas para luchar por tener mi vida de vuelta, por reconstruirme o por al menos aprender a vivir con lo que queda de mí, porque después de todo esto nada volverá a ser igual: mejor o peor, jamás igual. Aún a pesar de este cansancio, confío en que la luz del día llegará para mostrarte la mejor versión de mi, confío en que mi boca en vez de un mejillón muerto sea una roja mariposa, en que de mis ojos sólo broten miradas ininteligibles, en que lo que sea un algodón de azúcar deshaciéndose sean tus palabras acariciando mi existencia. Confío en que lo que se desdibuje como una acuarela bajo la lluvia sea esta pesadilla.

Comentarios

Entradas populares