Sólo algo corto y contundente para retomar el ritmo:
Es impresionante el grado de paz, satisfacción y curiosidad que podemos encontrar dentro de nosotros mismos cuando asumimos que tenemos dentro de nosotros masculino y femenino, que no está mal ser sensible o ser fuerte, que está bien y es sano reconocerse y reconocer al otro. Es mejor aún cuando la persona que comparte nuestra vida, cuando quienes nos rodean, tienen claro también este equilibrio, cuando lo disfrutan y dejan de pelear con él. Es hermoso cuando nos dejamos llevar por lo que somos y dejamos de luchar por ser lo que no queremos sino lo que nos han impuesto.

Les he extrañado enormemente, y, de nuevo, les pido perdón por un mes de abandono, pero mis cuestiones de salud no me permitieron acompañarles en este tiempo. Un abrazo, secreteadores.

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