Conociendo otros familiares...

Es extraño acabar de conocer parte de tu familia, una parte que habías añorado con todo tu corazón, y simplemente extrañarla desde antes de su partida porque se irán luego de llenarte de afecto, de abrazos nuevos, de imágenes de como se ve tu casa llena con una parte de ti que te era ajena en su presencia pero no en los pensamientos. Ahora todas las preguntas iniciales han encontrado su respuesta: ¿Cómo serán sus voces? ¿A qué olerán? ¿Cómo lucirán sus caras sonrientes?

No es lo mismo que enamorarse de alguien que viste pasar en la calle, es enamorarse de alguien (en este caso de varios) que sabías que existía y que vino a ti simplemente para saludar. Es descubrir seres encantadores, tan parecidos a ti y a la vez tan diferentes, es mirar tu reflejo en los ojos de alguien que sólo quiere responderse las mismas preguntas, es sentir la tibieza de una mejilla, de una mano, que dejará como huella su sensación para siempre, es anhelar conocer la parte que te sigue faltando, porque siempre hay más personas en la familia para conocer, es como una semilla que se ha extendido en raíces y ramas.

Gracias por haber venido, por haber llenado nuestra casa con su presencia, con sus risas, por habernos hecho recordar que no siempre conocemos todo y que siempre estamos listos para dar tanto amor como recibimos. No importa si la vida nos depara que nuestro caminos no se crucen nunca más: el espacio que tenían en mi corazón se ha ensanchado al punto de llenarlo todo, de sembrar recuerdos por doquier, se ha hecho uno con todo lo que llevo dentro para asegurar que no me olvide nunca de seguirlos amando.