La otra mitad del sol
No tengo idea de si vale la pena seguir adelante cuando ya el cansancio se ha apoderado de mi cuerpo. Pero sí sé que forzarme a seguir en un lugar o en medio de una situación que me molesta o me incomoda es un despropósito completo. Tampoco es cuestión de darse por vencido a la primera, pero sí de ser consecuente, de sentirse en paz y seguro. De saber enfocar sus fuerzas y esfuerzos, de darle a nuestro tiempo el mismo lugar que nosotros, que todos merecemos: el mejor.
La gente siempre se llena de temor o tristeza cuando se acerca una fecha como ésta, y están solos. Es bien sabido que lo correcto es ser feliz para poder hacer felices a otros, pero no hay nada que nos saque de la mente que sólo seremos felices cuando encontremos nuestra media naranja, la otra mitad del sol.
Y muchas veces no importa si ese sol viene con la mucha belleza y la poca luz de un eclipse, si es una mitad de un sol que llega tan destruida que es menos de un cuarto o si simplemente viene cubierto con el manto helado de una nube perdida en lo alto del cielo. Lo que importa para muchos es aferrarse a la mucha o poca luz que alguien pueda proveerle, sin haber visto que en sí brillaba más luz que en cualquier otro ser.
Luego, éste ser lleno de luz hace hasta lo imposible por correr la luna, la nube, o simplemente por ayudar a reconstruir poco a poco el sol que el viento ha erosionado, arrancando sus doradas partes, lanzándolas al ébano del olvido. Duele cuando las cosas no salen bien. Ya sea por la ansiedad, por haber elegido apresuradamente o simplemente porque el destinatario de esos cuidados no está listo o dispuesto a recibirlos. Duele ver posibles historias prometedoras, truncadas por abismos que parecen nimiedades.
En medio de todo, todos siempre lo intentamos un poco más, siempre sintiendo que es lo mejor.
En medio de todo, todos llegamos con heridas de guerra y necesidad de ser sanados y protegidos en los brazos de quien está dispuesto a hacerlo.
Un día como hoy ha de ser hermoso, ¡es hermoso en realidad! Es un día para celebrar que hemos encontrado lo que siempre nos había faltado, muestra otra mitad del sol, o si por fin entendimos que somos un sol entero, que hemos encontrado la luna y las estrellas que necesitábamos para este cielo. Es un día para gritarle al mundo, o sea, a nuestro ser amado, que él o ella es nuestro mundo y todo lo que él contiene, que no hay un lugar mejor en el mundo que sus, brazos, que no hay mejor perfume que su aliento. Si, todo y más aunque nos tilden de romanticones. ¡Qué triste la vida sin amor!
Hermoso es cuando esto se logra, y luego hay paz, haciendo de días como hoy cuentas sin par en el calendario, recuerdos amables que se confundirán con el paso de los años.
La gente siempre se llena de temor o tristeza cuando se acerca una fecha como ésta, y están solos. Es bien sabido que lo correcto es ser feliz para poder hacer felices a otros, pero no hay nada que nos saque de la mente que sólo seremos felices cuando encontremos nuestra media naranja, la otra mitad del sol.
Y muchas veces no importa si ese sol viene con la mucha belleza y la poca luz de un eclipse, si es una mitad de un sol que llega tan destruida que es menos de un cuarto o si simplemente viene cubierto con el manto helado de una nube perdida en lo alto del cielo. Lo que importa para muchos es aferrarse a la mucha o poca luz que alguien pueda proveerle, sin haber visto que en sí brillaba más luz que en cualquier otro ser.
Luego, éste ser lleno de luz hace hasta lo imposible por correr la luna, la nube, o simplemente por ayudar a reconstruir poco a poco el sol que el viento ha erosionado, arrancando sus doradas partes, lanzándolas al ébano del olvido. Duele cuando las cosas no salen bien. Ya sea por la ansiedad, por haber elegido apresuradamente o simplemente porque el destinatario de esos cuidados no está listo o dispuesto a recibirlos. Duele ver posibles historias prometedoras, truncadas por abismos que parecen nimiedades.
En medio de todo, todos siempre lo intentamos un poco más, siempre sintiendo que es lo mejor.
En medio de todo, todos llegamos con heridas de guerra y necesidad de ser sanados y protegidos en los brazos de quien está dispuesto a hacerlo.
Un día como hoy ha de ser hermoso, ¡es hermoso en realidad! Es un día para celebrar que hemos encontrado lo que siempre nos había faltado, muestra otra mitad del sol, o si por fin entendimos que somos un sol entero, que hemos encontrado la luna y las estrellas que necesitábamos para este cielo. Es un día para gritarle al mundo, o sea, a nuestro ser amado, que él o ella es nuestro mundo y todo lo que él contiene, que no hay un lugar mejor en el mundo que sus, brazos, que no hay mejor perfume que su aliento. Si, todo y más aunque nos tilden de romanticones. ¡Qué triste la vida sin amor!
Hermoso es cuando esto se logra, y luego hay paz, haciendo de días como hoy cuentas sin par en el calendario, recuerdos amables que se confundirán con el paso de los años.
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