Café y guerrilla
Pese a que está vacante uno de los puestos más importantes del mundo, no me siento desprotegida ni en peligro, como cuando estaba vacante este mismo puesto hace ocho años.
Es quizá a causa de la certeza de que las cosas siguen su curso, nadie es indispensable pero todos somos necesarios, y la tranquilidad de que en el fondo lo bueno seguirá siendo bueno, con la esperanza de lograr cambiar lo malo. El bien y el mal son relativos hasta cierto punto, pero todo el mundo sabe cuando algo es indudablemente bueno o indiscutiblemente malo. Yo sólo pido justicia.
Y por esta misma justicia que pido, es que me indigna ver cómo a asesinos, criminales, delincuentes e inconsecuentes se les da un espacio colmado de privilegios que merecerían quienes dejan su vida en las montañas y en los campos para dar a Colombia su fama de dar al mundo uno de los mejores cafés del mundo.
Esto parece una situación en que la señorita tiene dos pretendientes. Uno es el maleante del barrio o al menos alguien poco recomendable, y el otro es el caballero, el príncipe azul que todas sueñan. Bien se sabe que siempre la señorita hace hasta lo imposible por ganar el corazón o al menos un poco de atención del malo de la historia, quien además de llenarla de desplantes, hace y deshace a sus anchas por el temor que causa a la gente, mientras el caballero, persiguiéndola con rosas y regalos, de los que ella se aprovecha, por supuesto, no obtiene más que ilusiones vanas a cambio.
Ya son bien conocidas las acciones de este tipo de guerrillas armadas, que dicen luchar por ideales de igualdad para beneficio del pueblo, gobernando con él, y lo único que parecen querer hacer es destruir el pueblo para no tener que gobernar con nadie más. Seguir hablando de ellos es perder pólvora en gallinazos.
Pero quienes definitivamente merecen las oportunidades que dan a los terroristas, quienes merecen todos esos privilegios, son los labriegos, el campo y todos sus trabajadores.
¿Qué merece recursos: lo que da renombre favorable o lo que sólo daña nuestra imagen? El gobierno hace poco más que mandar la lógica al carajo y dejar morir de hambre, de angustia y en la miseria a quienes son la verdadera gloria de la nación. La carga de café vale en promedio $520.000, más un incentivo por calidad de hasta $50225. Producirla cuesta $650.000 o más. Para que verifiquen, al final están los links de los datos. Hagan cuentas. ¿Con qué se supone que se sustenten estas familias? Si, la tierra misma les dará algo de comer, el gobierno habrá de darles educación. ¿Y con qué se pagan los servicios? ¿Con qué se saca adelante un integrante enfermo de la familia: a punta de acetaminofén e ibuprofeno? Más se hace a punta de remedios caseros. Y todo, sin contar la ropa, la crema de dientes, el papel higiénico, todo lo que vale y en lo que nadie piensa que ellos también necesitan.
Qué triste sería perder tanto, siendo tan fácil ganarlo. Para los que hemos podido ir por las faldas de las montañas recogiendo los granos maduros y fragantes para luego ponerlos en la tolva, pelarlos, secarlos, tostarlos y molerlos es la gloria. Para los que no han podido, si no hacemos nada al respecto, justo ahora todo eso comenzará a perderse para dar paso a algo más rentable, a algo que realmente les dé para vivir. Pecando de extremista: uno de los mejores cafés del mundo se volverá, a lo sumo, una leyenda.
Gracias a Dios la gente de esta tierra es emprendedora y no se deja morir cuando otros no parecen pretender otra cosa. Señores, los cafeteros no han hecho más que regalarnos parte de su trabajo, si no es que todo, porque poco es lo que tienen de vuelta. A los dirigentes: que la guerrilla les de la gloria que ustedes mismos le están quitando a su pueblo arrancándoles el café como forma de sustento.
http://www.federaciondecafeteros.org/static/files/precio_cafe.pdf
http://www.lanacion.com.co/2013/02/26/lo-que-cuesta-producir-una-carga-de-cafe-en-colombia/
Es quizá a causa de la certeza de que las cosas siguen su curso, nadie es indispensable pero todos somos necesarios, y la tranquilidad de que en el fondo lo bueno seguirá siendo bueno, con la esperanza de lograr cambiar lo malo. El bien y el mal son relativos hasta cierto punto, pero todo el mundo sabe cuando algo es indudablemente bueno o indiscutiblemente malo. Yo sólo pido justicia.
Y por esta misma justicia que pido, es que me indigna ver cómo a asesinos, criminales, delincuentes e inconsecuentes se les da un espacio colmado de privilegios que merecerían quienes dejan su vida en las montañas y en los campos para dar a Colombia su fama de dar al mundo uno de los mejores cafés del mundo.
Esto parece una situación en que la señorita tiene dos pretendientes. Uno es el maleante del barrio o al menos alguien poco recomendable, y el otro es el caballero, el príncipe azul que todas sueñan. Bien se sabe que siempre la señorita hace hasta lo imposible por ganar el corazón o al menos un poco de atención del malo de la historia, quien además de llenarla de desplantes, hace y deshace a sus anchas por el temor que causa a la gente, mientras el caballero, persiguiéndola con rosas y regalos, de los que ella se aprovecha, por supuesto, no obtiene más que ilusiones vanas a cambio.
Ya son bien conocidas las acciones de este tipo de guerrillas armadas, que dicen luchar por ideales de igualdad para beneficio del pueblo, gobernando con él, y lo único que parecen querer hacer es destruir el pueblo para no tener que gobernar con nadie más. Seguir hablando de ellos es perder pólvora en gallinazos.
Pero quienes definitivamente merecen las oportunidades que dan a los terroristas, quienes merecen todos esos privilegios, son los labriegos, el campo y todos sus trabajadores.
¿Qué merece recursos: lo que da renombre favorable o lo que sólo daña nuestra imagen? El gobierno hace poco más que mandar la lógica al carajo y dejar morir de hambre, de angustia y en la miseria a quienes son la verdadera gloria de la nación. La carga de café vale en promedio $520.000, más un incentivo por calidad de hasta $50225. Producirla cuesta $650.000 o más. Para que verifiquen, al final están los links de los datos. Hagan cuentas. ¿Con qué se supone que se sustenten estas familias? Si, la tierra misma les dará algo de comer, el gobierno habrá de darles educación. ¿Y con qué se pagan los servicios? ¿Con qué se saca adelante un integrante enfermo de la familia: a punta de acetaminofén e ibuprofeno? Más se hace a punta de remedios caseros. Y todo, sin contar la ropa, la crema de dientes, el papel higiénico, todo lo que vale y en lo que nadie piensa que ellos también necesitan.
Qué triste sería perder tanto, siendo tan fácil ganarlo. Para los que hemos podido ir por las faldas de las montañas recogiendo los granos maduros y fragantes para luego ponerlos en la tolva, pelarlos, secarlos, tostarlos y molerlos es la gloria. Para los que no han podido, si no hacemos nada al respecto, justo ahora todo eso comenzará a perderse para dar paso a algo más rentable, a algo que realmente les dé para vivir. Pecando de extremista: uno de los mejores cafés del mundo se volverá, a lo sumo, una leyenda.
Gracias a Dios la gente de esta tierra es emprendedora y no se deja morir cuando otros no parecen pretender otra cosa. Señores, los cafeteros no han hecho más que regalarnos parte de su trabajo, si no es que todo, porque poco es lo que tienen de vuelta. A los dirigentes: que la guerrilla les de la gloria que ustedes mismos le están quitando a su pueblo arrancándoles el café como forma de sustento.
http://www.federaciondecafeteros.org/static/files/precio_cafe.pdf
http://www.lanacion.com.co/2013/02/26/lo-que-cuesta-producir-una-carga-de-cafe-en-colombia/
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