A mi padre
No conozco un hombre que haya sido tan paciente conmigo, por tanto tiempo, como mi padre.
Paciente con todos los malestares que le causaba a mi mamá cuando aún estaba en su vientre, paciente conmigo cuando no podía conocerme al nacer, paciente al cambiarme el pañal y bañarme con amor.
Paciente con mis insistencias y enojos, paciente cuando quería todo su tiempo para mí, paciente cuando no quise que estuviera más, paciente ante mi ausencia. Paciente cuando lo he necesitado, paciente con mi forma de amarlo, paciente con mi entrega y mi desidia, con mi crédulo fervor a su figura y con la recriminación.
Paciente ante el fracaso, la tristeza, la angustia, paciente por fuera cuando por dentro su universo se derrumba en un segundo para reconstruirse con la esperanza de mantenerse para siempre. Paciente con sus sueños, sus ideales y deseos, con su amor desmesurado que nos da a cuentagotas para no ahogarnos en él. Paciente en las noches de desvelo aunque en la mañana sea inadmisiblemente irritable.
Impaciente ante el dolor, la injusticia y la escasez, paciente labriego de su vida y de las soluciones, de su corazón y de las oportunidades.
Cada paseo contigo es una aventura y aunque no pida nada descabellado, te las ingenias para complacerme. Cada día ha sido feliz, cada recuerdo me llena la vida de emoción y los ojos de lágrimas. Tus manos grandes y fuertes pero delicadas me recuerdan al mirarlas cuando de pequeña, en mi cumpleaños, me bañaste con mucho shampoo y mucho jabón, ¡diciéndome que era un día muy importante para el mundo! Me recuerdan cuando aún a veces cepillas mi cabello enredado y nos emocionamos al encontrar un cabello rojo como los tuyos. Cuando veíamos Caballeros del Zodiaco, Dragon Ball y Supercampeones por las tardes...
Papá: sé que soy tu niña, la niña que esperabas que fuera, pero también sé que puedo ser aún mejor. Contienes en ti un universo de historias que aún no has terminado de contar, tienes en tu mente las memorias que no has comenzado a escribir. No te vayas de mí aunque el triunfo tarde en llegar, no te marches sin llenarme el corazón de tu verdad. Te amo papá.
Paciente con todos los malestares que le causaba a mi mamá cuando aún estaba en su vientre, paciente conmigo cuando no podía conocerme al nacer, paciente al cambiarme el pañal y bañarme con amor.
Paciente con mis insistencias y enojos, paciente cuando quería todo su tiempo para mí, paciente cuando no quise que estuviera más, paciente ante mi ausencia. Paciente cuando lo he necesitado, paciente con mi forma de amarlo, paciente con mi entrega y mi desidia, con mi crédulo fervor a su figura y con la recriminación.
Paciente ante el fracaso, la tristeza, la angustia, paciente por fuera cuando por dentro su universo se derrumba en un segundo para reconstruirse con la esperanza de mantenerse para siempre. Paciente con sus sueños, sus ideales y deseos, con su amor desmesurado que nos da a cuentagotas para no ahogarnos en él. Paciente en las noches de desvelo aunque en la mañana sea inadmisiblemente irritable.
Impaciente ante el dolor, la injusticia y la escasez, paciente labriego de su vida y de las soluciones, de su corazón y de las oportunidades.
Cada paseo contigo es una aventura y aunque no pida nada descabellado, te las ingenias para complacerme. Cada día ha sido feliz, cada recuerdo me llena la vida de emoción y los ojos de lágrimas. Tus manos grandes y fuertes pero delicadas me recuerdan al mirarlas cuando de pequeña, en mi cumpleaños, me bañaste con mucho shampoo y mucho jabón, ¡diciéndome que era un día muy importante para el mundo! Me recuerdan cuando aún a veces cepillas mi cabello enredado y nos emocionamos al encontrar un cabello rojo como los tuyos. Cuando veíamos Caballeros del Zodiaco, Dragon Ball y Supercampeones por las tardes...
Papá: sé que soy tu niña, la niña que esperabas que fuera, pero también sé que puedo ser aún mejor. Contienes en ti un universo de historias que aún no has terminado de contar, tienes en tu mente las memorias que no has comenzado a escribir. No te vayas de mí aunque el triunfo tarde en llegar, no te marches sin llenarme el corazón de tu verdad. Te amo papá.
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