Injurias y certezas

Hay quienes dicen que la verdad es la única que ofende. Será por eso que no es fácil que me ofendan realmente, porque quizá no me disgusten del todo las injurias que venden como verdades quienes las promulgan.

¿Por qué han de molestarme las injurias si todo lo que hacen es darme más poder? Ni siquiera tienen el denuedo de hacerlo como una afrenta directa. ¿Tanto valgo que la valentía que poseían les convierte en pusilánimes en mi presencia? Eso sólo confirma lo que digo: Injuria o certeza, todo contribuye a la naturaleza majestuosa e inaccesible de mi esencia.

Valgo más de lo que crees, soy mejor de lo que has visto y a la vez, lo peor que puedas imaginar.
Soy el oasis que promete saciar tu sed, soy el agua y la sombra que crees habrá de salvar tu vida y cuando abras los ojos se darás cuenta que era un espejismo, el reflejo perfecto de todos tus deseos que ahora se ha ido entre las dunas y no volverá más que para despojarte gota a gota de tu savia.

Soy la maldición de lo perfecto, soy el deseo que el genio no concede, soy tu sufrimiento y tu más amarga verdad, pero seré el elixir de la vida si logras hacerte a mi.

Todo cuanto hagas, todo cuanto digas, todo cuanto anheles, no serán para mí más que injurias y certezas.

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